- Domingo, 31 de Mayo de 2020 | 18:01Hs. |
- Editorial
Editorial Revista CAS & FASA 192
Cuántas cosas han cambiado dramáticamente en pocos días. Cuantas cosas que teníamos escondidas, o al menos poco visibles, salieron a la luz de una manera apabullante. La pandemia del COVID-19 llegó a nuestras vidas como un tsunami, arrasando con todo, reaccionamos como pudimos, algunos subimos a la terraza y otros nos aferramos a una tabla para flotar.
Nada será igual a partir de ahora, veremos cambios que han llegado para quedarse, oportunidades que se abren y actividades que desaparecen, lo que normalmente puede llevar años de adaptación y puesta a punto tuvimos que hacerlo en un par de meses.
Como pudimos, con marchas y contramarchas, con aciertos y errores.
Pero aquí estamos, trabajando, haciendo todo lo posible para conservar los empleos que con tanto esfuerzo (e inversión) hemos creado.
Sirviendo a nuestra comunidad, algo que siempre hicimos, pero que ha cobrado mayor relevancia en estos dramáticos momentos.
En ese especial entorno surge, como un ejemplo digno de destacar, la actitud de nuestra gente, poniendo el cuerpo, arriesgando su salud y la de los suyos, atendiendo una caja, reponiendo, trabajando en el depósito, cada uno en su puesto. Como en una guerra.
Nosotros cumplimos con nuestra parte, proporcionando todos los elementos para brindarles seguridad, para cuidarlos como es debido, siguiendo todos los protocolos y medidas necesarios para evitar contagios, a ellos y a nuestros clientes.
Siempre hemos dicho, que más allá de ser un negocio, el supermercadismo cumple con una función social que muchas veces es poco valorada. Pero es así, somos un eslabón fundamental en la cadena de abastecimiento que permite que la gente acceda a los alimentos y a otros productos imprescindibles para la vida diaria.
Esa función, tantas veces ignorada, llevada a cabo por un sector frecuentemente atacado por los aumentos de precios, de los cuales no es responsable, ya que no es formador de los mismos, es revalorada como resultado de la pandemia.
En los medios y en las redes sociales, se agradece al personal de la salud, pero también a quienes trabajan en los supermercados. Un agradecimiento que es bien merecido y al cual adherimos sin reparos. Gracias a estos valiosos “héroes de la vida diaria” la población tiene asegurada la provisión de los productos básicos necesarios para seguir adelante en circunstancias tan dramáticas como las actuales.
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La preocupante situación del sector
Mientras esto sucede y paulatinamente vamos recuperando las actividades normales, el sector supermercadista está enfrentando una serie de dificultades que requieren la intervención de CAS y FASA para buscarles solución o, al menos, para atenuar sus consecuencias negativas para las empresas del sector.
Uno de los temas más preocupantes es el relacionado con los precios, con su constante aumento, con los controles y las dificultades de abastecimiento que en algunos casos son resultado no deseado de la aplicación de precios máximos.
Las gestiones que venimos realizando, tanto ante autoridades de todos los niveles, como con nuestros proveedores, en particular los representados a través de COPAL, son arduas y en muchos casos frustrantes, pero debemos seguir adelante, la continuidad de nuestras empresas bien lo merece.
En esta edición de CAS & FASA presentamos un resumen de las gestiones mencionadas y planteamos un posible panorama futuro, en un escenario confuso, cambiante, difícil de predecir.